domingo, 9 de marzo de 2008

mierda de pájaro

Salimos del bar, estábamos bastante borrachos, no era solo el aguardiente, los martinis y la cerveza, también la excitación del momento. Afuera se podía seguir oyendo la música que invadía el sitio. La noche había estado pasada por el alcohol y la marihuana, la melodía y los besos constantes que ella me ofrecía, sus caricias, su amor. Pero no era ella a quien verdaderamente quería dar todo, no, para ella solo tenía el cuerpo, mientras que para Ema, para ella estaba todo, el cuerpo, la carne, las sensaciones, la inspiración, el tributo del alma. Pero sin embargo ella seguía preocupada por su maldito artista, no la habría dejado en paz aunque ella quisiera, lo tenía en la mente rondando como un fantasma, como un alma en pena que no deja descansar los habitantes de una casa, que no deja a los demás tener lo que les corresponde, tan solo por el hecho de haber habitado allí antes.

Nos sentamos en el anden, nuevamente apareció la pipa, la picadura seca y el encendedor que dio vida a la sensación de relajamiento y libertad. Comenzamos a charlar, la conversación fue fluyendo entre la pipa y unas cuantas cervezas que había comprado en la tiende de en frente. Hablábamos de cosas sin importancia, al fin y al cabo de que más puede hablar un trío de personas ebrias. Luego el tema fue tomando un rumbo inesperado, de repente nos vimos envueltos en una discusión acerca el amor, de los sentimientos, las putas relaciones, eso que no te deja dormir y a veces te pone a soñar (?). Ellas decían –oh, grandiosa novedad- que todos los hombres estamos llenos de mierda por dentro, que al fin y al cabo nuestro cerebro no sirve para más que dar ordenes a nuestro cuerpo y obviamente la favorita de ellas era irrigación –si, la de irrigar sangre hasta el pene y tener una erección-. Creo entenderlas, al fin y al cabo también estoy lleno de mierda, mierda dura y fría –no como el puto artista que es mierda caliente y blanda-, pero al fin y al cabo mierda. Es normal serlo, todos hemos estado rodeados de mujeres que nos quieren, nos odian, nos aman, se divierten con nosotros mientras les entregamos todo lo que tenemos para darles y hasta más de lo que alguna vez podríamos tener. Pero luego hacen algo, nos damos cuenta que si nosotros estamos llenos de mierda humana, ellas están repletas otro tipo de mierda, mierda de pájaro. Esa mierda que siempre te cae cuando menos lo esperas, no huele feo y además creo que es la que tiene la apariencia menos desagradable de todas las que he visto, hasta podría llegar a decir que hacen parte de la estética típica de monumentos de parque y de iglesias de pueblo, sin esta gruesa capa de desechos aéreos, un Simón Bolívar dejaría de lado su imponencia y se podría ver fácilmente que es un enanito muy cómico enfundado en un traje colonial y una espada colgada de su cintura, además que mejor representación de la iglesia que una casita donde todo el mundo llega a cagar, a cagar sus penas, sus pesares, peticiones y favores, pero definitivamente a cagar. Pero bueno, volvamos a lo de la mujer, ellas están llenas de mierda de pájaro, se ven bonitas, adornan lo que sean, esconden y resaltan bellezas que nadie percibe; definitivamente lo manejan todo a su antojo, solo dales cinco minutos, deja que te muestren sus tetas y ya te tienen enganchado; o dales otros cinco, deja que te enseñen como pueden mover su boca y ya la tienes empalmada. Dales diez minutos y estás completamente perdido, te has enamorado, no la quieres dejar ir y quieres que sea para ti solamente, jamás volverás a mirar a otra mujer, ella es tu diosa eterna, no hay mujer mas hermosa, tan solo vives por ella y para ella, jamás habrá mujer más grandiosa que ella. Te vienes, lo sacas, te das vuelta y duermes.

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