lunes, 7 de abril de 2008

Si lo saca, lo mato

Húmedo y tibio, son las dos formas más exactas para describir el interior de una mujer. Supongo que siempre será así y esto es lo que menos me importa en tanto pueda estar allí adentro, abriendo paso con mi verga empalmada y dura, agarrado fuertemente como niño en época lactante, sujetando tus nalgas y lamiendo tu cuello. El sudor comienza a brotar, hace que las heridas hechas en la espalda debido a los rasguños, profundos, como si buscaras despojar de esa carne que te convierte en humano y te impide ser dios ardan. La presión sobre la pelvis, el esfuerzo por sentir la mayor cantidad de placer posible invade la mente, los sentidos, las razones. Los besos cesan, ya no es necesario convencerte de que tanto te amo, no es imperativo mostrarte mi aprecio, ya no lo quieres, ya no lo buscas, solo quieres ese maldito pedazo de carne que se adentra por en medio de tus piernas, lo quieres, cada vez mas fuerte, cada vez mas dentro. Siempre recuerdo la frase “si lo saca lo mato”. Nunca advirtieron nada acerca de quedarme dormido.

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