viernes, 30 de mayo de 2008

Carta

Son casi la una de la mañana, ando escribiendo y un comentario de una amiga me dejó preocupado. Tiene razon en que hacen falta más cositas o por lo menos una mayor frecuencia en el blog, así que aquí dejo un texto que escribí hace ya buen tiempo, está sin editar.

Como siempre espero sus comentarios.

Abrazos.



CARTA


Hoy descubrí que ya me se mover en el mundo de la forma más cómoda y que todos conocen. Hoy desperté y me di cuenta que el mundo era sencillo; no somos mas que una bola de carne y huesos esperando morir, algunos, afortunadamente aceleramos el proceso con el amor, el cigarrillo y el vino barato. No digo que sea bueno, pero reconforta y le da cierto carácter de adrenalina y de fuerza constante a la vida –o al menos te deja ver que aún no estas muerto-.

No somos como esos malditos mierdas que viven su vida dependientes de su estado físico, sabiendo que en cualquier momento nuestros careculos puedan matarlos. Si, careculos o sea, los que aceleramos el proceso, vamos borrachos en un auto, bajando por una calle a media noche, bordeando los límites de la vida con una mujer que recién conocimos en un bar, sentada junto a la barra bebiendo su martini, esa que ahora va, chupando mi miembro frágil y encorvado, pendiente de todo menos de una erección. Pero bueno, a mi no me interesa, yo solo quiero llegar a casa, oler algo de nieve y luego sí, titármela. Pero mierda, la maldita perra esta se empieza a quejar, exige al miembro flácido que se ponga en posición, ella requiere lo suyo, yo había prometido dárselo, pero él, es como un individuo aparte, no lo controlo, cuando él quiere lo hace, cuando no… lo siento nena, no eres tú, es él, no quiere, yo pretendo, pero no puedo. Ella con una serie de quejas y exigencias me desconcentra, dejo de mirar la carretera un momento para tratar de explicarle la diferencia entre él y yo, pero esta puta ciudad llena de cráteres me reclama lo suyo, me presenta un gran amigo, un hueco que parecería el gran cañón me hace perder el control del auto, mientras ella, maldita perra, cae profundo en una bocanada de succión hasta clavar sus dientes blancos y pulidos en la base del problema. El dolor es increíblemente fuerte, imposible de controlar, como el vehículo que empieza a dar giros alrededor de la calle, y de repente allí estas tu, si tú mi querido lector desprevenido, con tu traje de trabajo, tu dinero contado para el mercado, los servicios, los niños, las putas, el trago, la rumba, los cigarrillos, la ropa, los accesorios, la música pirata que te ofrecen en el semáforo, las malas películas que compras en la calle, las propinas en los restaurantes, la cuota del carro, la de la lavadora, el crédito en el banco, los niños de nuevo, la mujer, la moza y las "amiguitas" que tanto disfrutas cuando estas aburrido. Lo siento mi apreciado amigo, pero vale más la vida de mi verga que tu inmunda existencia llena de problemas y conflictos que nunca llegarás a solucionar; así que no tengo la culpa, no he podido hacer más que tratar de arrollarte de forma que no te duela mucho o que al menos quedes paralítico. Lo siento, he fallado.

Por eso dejo esta carta papá, para que sepas que aún sin quererlo y después de mucho haberlo deseado choqué en el carro, pero no está mi muerte causada por el sentimiento de culpa al haberlo abollado, ni siquiera por haber sido yo quien terminara con tu vida mientras esperabas el bus. Sino por haber descubierto que todo esto es una mierda de vida, que ya cansado de tanto alcohol y putas no he tenido más que tres cuentos mal escritos, seis mujeres que han visto muertas sus ilusiones por mis defraudadas relaciones, un perro que me ha mordido cinco veces, una madre que se acuesta con tu hermano y sobre todo por haber perdido mi maldito dinero con la puta que se fue y me dejó tirado sin mas amor que una herida en la pelvis y unos cuantos litros de cerveza en la sangre.

3 comentarios:

Adolpho dijo...

Querido colega,

Siempre te he respetado, pero admito que es la primera vez que me impresionas de esta forma.

Tu texto, carta, cuento, o lo que sea esta vaina, posee una potencia envidiable.

O mejor dicho, me hiciste sentir envidia maldito.

Saludos.

Frank dijo...

Apreciado colega y compañero filigranense,
Agradezco de forma uno que te tomes la molestia de leer mis textos y segundo de comentarlos.
Que pena hacerte sentir envidia, pero debo admitir que de vez en cuando este sentimiento es bueno; genera mejores cosas.

Akeronte dijo...

Vaya, un gusto pasar por acá. Este escrito me ha hecho reir mucho. Es de un frenético y un visceral que me complacer, me satisface. Me gusta su narrativa llena de velocidad. No se queda en pequeñas cosas, sino que avanza con el vértigo de una metropoli.

Seguiré por acá.